Una de las razones por las que la sublimación es una tendencia que crece considerablemente, es la posibilidad que ofrece de diferenciarse. O, en otros términos, la sublimación es la posibilidad de personalizarlo todo, de mostrar al mundo, a través de nuestra vestimenta o de los objetos de nuestro hogar, quiénes somos, qué nos gusta, qué nos apasiona, qué nos mueve, qué nos representa. Es una forma de dar cuenta de nuestra alegría, de nuestras ganas de vivir, de nuestro estilo de vida.
Por eso son cada vez más las personas que apuestan a la sublimación. Porque sublimar es ser uno mismo y que el vestuario sea capaz de representarlo.
Acerca de la sublimación
Técnicamente, la sublimación es un proceso en el cual la tinta pasa a estado gaseoso, proveniente del papel en el que fue impresa, penetrando en las fibras de la tela, quedando en ella fijada, para dar forma color, estilo. Si la técnica se hace bien, se deja en una tela determinada un estampado que no es molesto al tacto, que no se sale con los lavados y que presenta una calidad de estilo fotográfica o digital.
Los elementos importantes de la sublimación
Cuando hablamos de sublimación, hay una serie de elementos importantes que no deben dejar de ser tenidos en cuenta. Son los siguientes:
El diseño
El diseño debe ser pensado con tiempo y paciencia, para lograr excelentes resultados. Hay que tener en cuenta cómo quedará el diseño repitiéndose innumerables veces en patrones, cómo van a coincidir en las costuras, entre otras cuestiones. También se debe pensar el color en función del tamaño de las formas y dibujos que se inserten.
La tela
Si lo que queremos es sublimación de alta calidad y que no se borre con los lavados, la tela tiene que contener poliéster. Esto no significa que deba estar hecha 100% de este material. No obstante, mientras más alto sea el porcentaje de este material en la tela que vamos a sublimar, mejores van a poder ser los resultados que obtengamos.
El corte
Cuando se sublima una tela para hacer ropa, es importante pensar el corte y la forma antes de mandar a hacer la prenda. En ocasiones, cuando la mente está enfocada en la sublimación, se tiende a perder de vista la importancia de la forma y esta puede no coincidir con las expectativas de la persona que va a utilizarla posteriormente.