Con frecuencia sucede que las personas se confunden entre dos procesos que, a simple vista, parecieran ser muy similares. Nos estamos refiriendo a la sublimación y al transfer. Para evitar confusiones, a continuación, veremos en qué consiste cada uno de estos procesos y cuáles son sus principales diferencias.

La sublimación

Básicamente, la sublimación es una técnica de impresión a través de la cual la tinta del papel se imprime a una tela mediante un tratamiento de calor, pasando del estado solido al gaseoso. Este pase del estado solido al gaseoso se hace sin necesidad de pasar antes por el estado líquido. Así, se puede imprimir sobre diferentes materiales y superficies, especialmente sobre la tela.
La sublimación es una técnica que permite impresiones de muy alta calidad, fotográfica y digital. Pero, además, es un mecanismo a partir del cual los diseños impresos no se borran, resultando altamente resistentes al paso del tiempo y, también, a los lavados. Por eso se habla de que las telas que pasan por un proceso de sublimación no sufren daños y se mantienen en excelentes condiciones durante mucho tiempo, como cualquier otra prenda.

El transfer

Por su parte, el transfer funciona de una manera completamente diferente a la sublimación. Una de las primeras diferencias es que no se trata de una tinta polimera, como sí en el caso anterior. En este caso, es más bien una suerte de vinilo delgado, al que se le imprime una imagen. Es ese mismo papel vinilo el que, posteriormente y ya con la imagen impresa sobre él, el que se pega en la prenda que se quiere decorar o transformar.
Teniendo esto en cuenta, podemos decir entonces que el proceso de transfer es en realidad mucho más sencillo y más rápido que la sublimación. Además, el transfer es exclusivo sobre telas, mientras que la sublimación se puede hacer también en otros objetos.
No obstante, aunque puede parecer más conveniente a simple vista, el transfer trae consigo una serie de inconvenientes que la sublimación no. Uno de ellos es la durabilidad. Debido a que la tinta penetra en los poros de los tejidos, la sublimación ofrece garantías de durabilidad. Sin importar cuántas veces se lave la prenda, el diseño no se va a retirar ni a arruinar. No se puede decir lo mismo del transfer, ya que el diseño es algo pegado, que puede irse saliendo con el paso del tiempo y de los lavados.
En segunda instancia, la sublimación ofrece suavidad al tacto, ya que, al pintarse, las prendas no toman una textura diferente a la de la tela. En cambio, el transfer cambia las sensaciones al tacto, nuevamente, debido a que el diseño es algo que está pegado y que tiene sus propias texturas.
Básicamente, puede decirse que la calidad de la sublimación como técnica para imprimir prendas es mucho mayor que la del transfer. Este, sin embargo, tiene la ventaja ya mencionada de la sencillez y la velocidad.

Compartir este artículo en redes sociales

Facebook
Twitter
LinkedIn

Un comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *